Santa María del Buen Aire, 15 de Mayo de 1537.
Querida Familia:
Hace poco menos de dos años que partimos de Sanlúcar de Barrameda con once navíos y más de 1.500 hombres, con el objetivo de fundar tres fortalezas, una ciudad y evangelizar a los indígenas. Trajimos con nosotros caballos, cerdos, aves de corral, herramientas, provisiones y equipos para asentarnos permanentemente.
Después de un largo viaje, que incluyó una parada a medio camino para reabastecernos de provisiones, y una estadía de dos semanas antes de llegar a donde estamos, el 2 de febrero, funde el primer asentamiento al que le puse por nombre Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire, en honor a la Virgen de los marineros de la isla de Cerdeña, este puerto se encuentra en la margen derecha del río, es más seguro y limpio.
Ordené construir mi residencia, una Iglesia y viviendas hechas con una mezcla de barro y paja que es lo que aquí disponemos, ya que no se consigue madera y piedra tan fácilmente.
Estuvimos en contacto con los indios, aproximadamente viven unos dos mil en las cercanías, van completamente desnudos salvo las mujeres que portan una especie de saya hecha en hilado de algodón, y se alimentan exclusivamente de la caza y de la pesca. Al comienzo fueron amistosos y pudimos intercambiar productos de la caza y la pesca a cambio de nuestras mercancías, pero luego comenzaron a negarse. Envié una expedición con trescientos hombres a cargo de mi hermano Diego para conseguir alimentos, lamentablemente fueron atacados por los aborígenes y derrotados. Diego falleció.
Desde entonces vivimos en constante temor por los ataques de los indios, que con antorchas y flechas encendidas quieren destruir las viviendas de nuestro asentamiento. Por desgracia nos establecimos en una zona baja e inundable, pantanosa e insalubre, donde los mosquitos propagan distintas enfermedades, estamos esperando noticias de Ayolas quien fue en busca de una nueva ruta y de un lugar mejor para acampar y proveernos de alimentos.
Por mi salud he tenido que delegar el mando al Capitán Francisco Ruiz Galán hasta que Ayolas regrese, la expedición no fue lo que esperábamos, no hemos encontrado oro ni grandes riquezas y tampoco vivir tranquilos, por lo que he decidido volver muy pronto.
Pedro de Mendoza.
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