Todas estas cuestiones generaron un gran debate entre los españoles, con fuertes divisiones. En clase trabajamos con las dos posturas antagónicas... La de Juan Ginés de Sepúlveda y la de Fray Bartolomé de las Casas,
Debate sobre la Naturaleza Indígena:
Con perfecto
derecho los españoles imperan sobre estos bárbaros del Nuevo Mundo e islas
adyacentes, los cuales en prudencia, ingenio, virtud y humanidad son tan
inferiores a los españoles como niños a los adultos y las mujeres a los
varones.
¿Qué cosa
pudo suceder a estos bárbaros más conveniente ni más saludable que el quedar
sometidos al imperio de aquellos cuya prudencia, virtud y religión los han de
convertir de bárbaros (…) en hombres civilizados?
Por muchas
causas están obligados estos bárbaros a recibir el imperio de los españoles (…)
y a ellos ha de serles todavía más provechoso que a los españoles (…) y si
rehúsan nuestro imperio podrán ser compelidos por las armas a aceptarle, y será
esta guerra justa por ley natural.
La primera razón
de la justicia de esta guerra de conquista es que siendo por naturaleza
bárbaros, incultos e inhumanos, se niegan a admitir el imperio de los que son
más prudentes, poderosos y perfectos que ellos; imperio que les traería
grandísimas utilidades y comodidades.
Juan Ginés de Sepúlveda. De la justa
causa de la guerra contra los indios.
1550
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Todas estas
universas e infinitas gentes crió Dios los más simples, sin maldades.
Obedientes, fidelísimos a sus señores naturales y a los cristianos a quienes
sirven. Son sumisos, pacientes, pacíficos y virtuosos. No son pendencieros,
rencorosos o vengativos. Además, son más delicados que príncipes y mueren
fácilmente a causa del trabajo o enfermedades. Son también gentes que no poseen
ni quieren poseer bienes temporales. Seguramente que estas gentes serían las
más bienaventuradas del mundo si solamente conocieran al verdadero Dios.
En estas
ovejas mansas (…) entraron los españoles (…) como lobos y tigres y leones
crudelísimos de muchos días hambrientos. Y otra cosa no han hecho hasta hoy,
sino despedazarlas, matarlas, atormentarlas y destruirlas por extrañas y varias
maneras de crueldad: en tanto grado que habiendo en la isla Española sobre
13000 almas que vimos, no hay hoy de los naturales de ella doscientas personas.
Fray Bartolomé de las Casas.
Brevísima relación de la destrucción de las Indias. 1542.
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Nosotros
consideramos que los indios son verdaderos hombres, y que no sólo son capaces
de comprender la religión católica, sino que desean ardientemente recibirla.
(…) A dichos indios y a todas las otras gentes que los cristianos puedan
descubrir más adelante, de ningún modo se les podrá privar de su libertad o
bienes.
Papa Pablo III. Encíclica
A la izquierda Fray Bartolomé de las Casas, y a la derecha J.G. de Sepúlveda. |
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